Los peligros de las dietas milagro
Todas aquellas dietas que prometen una pérdida de peso rápida y sin mucho esfuerzo podrían clasificarse dentro del concepto “dietas milagrosas”. Sin embargo, los “milagros” como tal no existen en el campo de las dietas, y no sólo eso sino que además, el hacer dietas de este tipo puede provocar serios problemas en el organismo ya que en su mayoría son dietas no equilibradas y que prescinden de algunos nutrientes esenciales para que el organismo funcione correctamente.
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A continuación advertimos sobre algunos peligros y consideraciones a tener en cuenta antes de empezar con cualquier “dieta milagro”.
1).- Para empezar, cuando una persona decide por voluntad propia o por prescripción médica ponerse a dieta, es imprescindible que se lleve a cabo un estricto control médico que permita evaluar al paciente en todo momento.La mayoría de “dieta milagrosas” se basan en el que propio paciente lleve a cabo por sí mismo y sin ningún tipo de seguimiento ni control médico esa dieta, con lo cual la única referencia que tiene el paciente con respecto a la dieta que está llevando a cabo es la báscula y la pérdida de peso que pueda experimentar, pero se dejan de lado otros aspectos como controlar si existe o no un déficit de vitaminas, minerales etc.. como consecuencia de esa dieta y en definitiva controlar el estado general de salud. El no hacerlo de esta forma puede llevarnos a desagradables sorpresas al cabo de un tiempo de haberse sometido a cualquier tipo de “dieta milagrosa”; en diferentes estudios médicos se ha demostrado que la mayoría de estas dietas acaban produciendo alteraciones en el metabolismo.
2).- Perder peso de forma extremadamente rápida no es saludable: Desconfía de todo aquello que te prometa una pérdida de peso rápida. Perder peso es un trabajo duro.
Un compromiso de adelgazamiento prolongado más efectivo – el perder peso y ser capaz de mantener esa pérdida a largo plazo- suele requerir de un proceso mucho más largo y prolongado en el tiempo. Las dietas por sí solas no suelen cambiar nuestros hábitos de alimentación a largo plazo; en un porcentaje muy alto de los casos, el paciente vuelve a recuperar el peso perdido, es el famoso “efecto yo yo”.
El motivo de ello es que hacer dieta no se trata de hacer una dieta de forma puntual, conseguir perder peso y abandonarla. El éxito en la pérdida de peso se basa en conseguir un cambio de hábitos alimenticios y eso no es estar permanentemente a dietas, sino que se trata de entender la alimentación y cómo afecta a nuestro organismo y conseguir que ese cambio de hábitos perdure en el tiempo. Eso sólo se consigue si detrás de la dieta hay un equipo de profesionales médicos que te ayuden a realizar ese proceso de cambio y a interiorizarlo y hacerlo propio. Ese proceso no es sólo hacer una dieta, es mucho más que eso, es enseñar al paciente a comer de un modo distinto y no es un proceso rápido. Eso sí, una vez conseguido el cambio de hábitos alimenticios, los resultados en pérdida de peso y su mantenimiento a largo plazo están garantizados.
3).- La mayoría de “dietas milagrosas” hasta la fecha no han demostrado su eficacia a largo plazo y a menudo están basadas en conceptos erróneos o sin ninguna base fisiológica.
Por otro lado en un tema como este no existe el “café para todos”; es decir, cada individuo es diferente y tiene un nivel de actividad físico, un estilo de vida y un estado de salud diferente. Por ello en cualquier caso, siempre que se quiera llevar a cabo una dieta es imprescindible que se haga “a medida”, de forma personalizada y estudiando el historial médico y las características de cada paciente. A nuestros pacientes les proponemos ir pasando por una seria de etapas donde los alimentos son sustituidos por alimentos proteicos. Progresivamente se van eliminando los productos e introduciendo diferentes grupos de alimentos (generalmente primero se introduce la proteína de origen animal, luego los lácteos, frutas y finalmente los farináceos). Es importante que el paciente pase por todas las fases hasta llegar a la última fase donde están presentes todos los grupos de alimentos. Por eso el seguimiento del paciente es fundamental y vemos a nuestros pacientes cada 3 semanas para ver cual está siendo el proceso de cambio así como poder llevar un control médico que permita al paciente conseguir sus objetivos: un peso saludable mediante unos hábitos de vida.
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