Balón ingerible

Sobrepeso: Cuando una delgada de toda la vida, deja de serlo

Hoy os dejamos con un escrito que una paciente nuestra ha querido compartir a través de nuestro blog. Se trata de Sandra, una mujer de 39 años que ha conseguido poner fin a una situación que cada vez le incomodaba más.

Nunca he sabido lo que es hacer dieta, siempre he sido de constitución delgada, podía comer de todo que no engordaba, no entendía por qué muchas de mis amigas vivían obsesionadas con las calorías y con qué comer o no comer. Como el peso nunca me importó demasiado nunca sabía exactamente cuanto pesaba. Solo me pesaba en las revisiones médicas que me tocaba hacer en la empresa. Un día con el cambio de temporada te das cuenta que los pantalones te aprietan más de la cuenta pero incluso piensas que qué bien!!, algún kilito de más me viene bien y todo!! Otro día te das cuenta de que no son solo mis tejanos favoritos sino también otros pantalones y un par de faldas. Otro día es una camisa que no queda como antes y así….. pero seguía sin darle importancia. Siempre he tenido una fuerte autoestima. Siempre era yo la que cuando mis amigas se quejaban de michelines etc…les soltaba el sermón diciendo que no fuesen tontas, que estaban más guapas que nunca y que lo importante era sentirse bien.

Pero para mí que siempre había defendido que el sobrepeso no era importante (porque no sabía lo que era) llegó un punto en que la cosa cambió. No me reconocía al espejo. Me pesé y si, había engordado 5 kilos, nada grave me decían entonces las mismas amigas a las que yo decía que no se preocupasen… pero yo, empecé a verlo grave y empecé a sentirme insegura a la hora de vestirme o exponerme en determinados encuentros. Me preocupaba el que dirán…. intenté empezar a pensar más en qué comer, pero el día a día y un trabajo absorbente no dejaba demasiado tiempo para cuidarme. Comer fuera de casa, salir sin desayunar, llegar tarde a casa y comer cualquier cosa…. todo lo hacía mal (pero no lo sabia puesto que siempre había sido así y no pasaba nada). ¿Por qué si antes hacía lo mismo y no engordaba ahora si?
Un trabajo sedentario, un tiempo de ocio también sedentario, la edad, cambios en el metabolismo basal…. los 5 kilos fueron 8 al poco tiempo.

Aún y así de vez en cuando conseguía perder un kilo o dos pero luego volvía a cogerlos. El gimnasio nunca fue lo mío y con kilos de más menos aún. Los 8 fueron 10 alguna vez y luego volvían a ser 8 o incluso 7 para volver a ser 8 otra vez…. y acabar siendo un 12 del que no bajaba. Con 1.68 de altura y 66 kilos (cuando estaba delgada) no tenía sobrepeso, pero con 78 sí. O al menos eso fue lo que me dijeron la primera vez que acudí a Teknon. Fui para una prueba endoscópica que tenía que hacerme por otro tema de salud, pero ví una publicidad del balón ingerible en la consulta y pregunté.

Me gustó la explicación, más que nada porque creo que lo que me ha faltado estos últimos años para conseguir perder los 10 kilos que me sobran, es esa ayuda extra que supone el llevar un balón en la barriga (perdón en el estómago) que me ayude a acostumbrarme a comer menos de lo que comía antes de empezar mi recorrido por la báscula sumando kilos. Claro que también me gustó la sinceridad con la que me dijeron que el balón ingerible por sí solo tampoco era milagroso sino que yo poco a poco y siguiendo las instrucciones de Leire y Sonia, las nutricionistas tendría que conseguir ir cambiando mi forma de comer. Todo iba bien hasta que tocaron el tema “deporte”, y “sí también tendrás que hacer algo por incorporar un mayor nivel de actividad física en tu día a día”, fueron las palabras del Dr. Román Turró.

a lo que respondí un “claro, claro,” sin demasiado convencimiento.

No lo comenté con nadie a excepción de con mi madre. Según ella no hacía falta recurrir a una cosa así, le parecía exagerado sólo por adelgazar unos kilos y aún le parecía peor gastar dinero en ello. Pero mi madre no puede entender o ver desde la misma perspectiva que yo algunas cosas….

…..cuatro meses después había perdido 8 kilos, si, sí exactamente 8, estaba contenta porque me sentía mejor, pero siempre con “la mosca detrás de la oreja” ya que ya me había pasado en anteriores ocasiones el haber perdido para luego recuperar.

Un año después si comparo mi peso con el de antes del tratamiento he perdido 11 kilos, me he quedado con uno de regalo y peso 67 kilos. No he vuelto a coger ni un kilo de más durante todo este tiempo y me he visto tan bien, que poco a poco y sin quererlo me he aficionado al running, algo que nunca hubiese pensando que me podía gustar.
método pose opinionesComo de forma diferente. He aprendido a cuidarme. He aprendido a comer según lo que vaya a “gastar” después en calorías. He aprendido a combinar alimentos. He aprendido cómo debe ser mi día a día para tener unos hábitos saludables. Desayuno todas las mañanas en casa, aunque para ello tenga que levantarme antes. Intento no comer fuera de casa sino llevarme la comida hecha para controlar mejor lo que como. Salgo a correr o a caminar rápido todos los días 30 minutos. Me peso todos los días…. y me siento mucho mejor que hace un año cuando tenía 12 kilos encima que me “machacaban” de un modo u otro con cierta frecuencia.
Ahora con mis 67  kilos sí lo he comentado a mis amigas, ahora entiendo lo que es no tener obesidad ni un sobrepeso grave pero sí sentirse a disgusto con los kilos de más y no por un tema estético sino simplemente porque no te sientes bien así, y lo mejor de todo, he entendido que también te puede pasar a tí y que cuando te pasa es fustrante porque no sabes cómo hacer para adelgazar y no volver a engordar.

Mi experiencia desde luego con el balón ingerible y con el equipo médico ha sido excelente así que por eso decidí explicar mi historia, por si a otros puede servir….

 

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