Contaminantes ‘obesógenos’ y su relación con la obesidad
Según una investigación llevada a cabo por investigadores de la Universidad de Granada*, existe una relación entre los niveles que acumulamos de determinados contaminantes ambientales y el grado de obesidad.
Además, el grado de contaminantes también repercute en mayores niveles de colesterol. A mayor cantidad de contaminantes presentes en el organismo mayores niveles de colesterol y triglicéridos.
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La investigación analizó los niveles de contaminantes acumulados en el tejido adiposo (grasa) de 300 personas. Los contaminantes a los que estamos expuestos los seres humanos llegan principalmente a través de los alimentos que ingerimos y se acumulan en la grasa corporal.
Estas sustancias contaminantes están principalmente presentes en alimentos con alto contenido en grasa.
Al tratarse de sustancias que no se degradan fácilmente y que pueden durar décadas, la investigación proporcionó una clara idea de la exposición acumulada que una persona ha tenido a estas sustancias a lo largo de varios años.
De este modo, los investigadores concluyeron que niveles acumulados de varios COPs (contaminantes orgánicos persistentes*) influyen en la obesidad con independencia de otros factores como pueden ser la edad, el sexo, lugar de residencia etc..
El resultado de la investigación apunta a que a mayores niveles de COPs mayor obesidad y mayor nivel de colesterol y triglicéridos.
Una de las conclusiones principales de esta investigación es que la obesidad no sólo la causa un desequilibrio entre lo que ingeriemos y lo que gastamos (consumo de calorías) sino que también pueden influir otros factores como por ejemplo la exposición a ciertas sustancias químicas llamadas obesógenas que pueden favorecer el crecimiento y proliferación de adipocitos (células de la grasa) y en consecuencia provocar un aumento de la masa corporal.
Dicho de otro modo, a pesar de que la obesidad es una enfermedad multifactorial (ver causas de la obesidad), la causa principal sigue siendo lo que comemos.
Ya sea porque comemos más de lo que gastamos (desequilibrio energético) o por cómo comemos (hábitos alimenticios que favorecen la obesidad) o por lo que comemos (porque la dieta se base en buena medida en alimentos con alto contenido en grasa, precocinados, con alta cantidad de conservantes, etc…), todo acaba sumando en favor de los kilos de más.
Por ello el tratamiento del sobrepeso y la obesidad no debe basarse exclusivamente en la aplicación de una técnica para reducir la capacidad del estómago – la clave y herramienta principal en muchos casos para favorecer el cambio de hábitos alimenticios- sino que debe basarse también en enseñar al paciente a “Comer Mejor” con todas las connotaciones que conlleva este concepto y aprovechando la “ayuda” adicional que representa la técnica o tratamiento elegida (balón intragástrico, método POSE, etc…) en aquellos casos en los que sea necesaria.
De ahí la importancia de la figura del nutricionista en el equipo multidisciplinar de profesionales que traten un problema de sobrepeso/obesidad.
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