La obesidad como enfermedad

A pesar de los muchos esfuerzos que en los últimos años se han hecho para concienciar de que la obesidad es una enfermedad, la realidad a la que se enfrentan quienes la padecen es muy distinta al modo en el que se tratan otras enfermedades.

La sociedad en términos generales sigue sin aceptar que la obesidad es una enfermedad. Cuando hablamos de obesidad (hay que diferenciar sobrepeso de obesidad) hablamos de una enfermedad crónica. El que es obeso lo será para toda la vida. Esto no significa que no existan opciones para combatir la enfermedad. No sólo existen sino que éstas son la única alternativa que muchas personas con obesidad tienen para poder frenar la báscula y adelgazar.

El que está gordo no lo está porque quiere. Sabe que no le beneficia el exceso de peso. Sabe que debería comer de otra forma. Sabe que debería “moverse más” y huir de una vida sedentaria. Sabe que la obesidad le limita en muchas cosas… pero no puede hacer nada por evitar la acumulación de kilos de más, o sí puede,… pero sólo durante breves periodos de tiempo en los que consigue perder algo de peso para luego volver a ganarlo.

La obesidad es una enfermedad multifactorial compleja, son muchos los mecanismos y factores que hacen que una persona adopte un estilo de vida. Al final todo se traduce en un desajuste de calorías entre lo ingerido y lo consumido pero ese es sólo el final de la cadena. Detrás de esa consecuencia hay mucho más…..

Sin embargo aún queda mucho para que la sociedad en general trate a los obesos como enfermos con la misma delicadeza y respeto con el que se trata a cualquier persona que padezca otra enfermedad.

A una persona con obesidad hay que animarla, ayudarle a luchar por estar más sano, ayudarle a enfrentarse a todas las barreras que hacen que no pueda perder peso por sí mism@ y en todo ese proceso las técnicas y el soporte médico juega un papel fundamental que facilita el tratamiento de la enfermedad del mismo modo que ocurre con otras enfermedades.